La manera de vivir el fútbol hoy no es tan inofensiva como parece. Las confrontaciones fuera de la cancha son cada vez más comunes, mostrando el desenfreno de los hinchas que defienden a capa y espada a sus equipos. Cada vez son más frecuentes los actos en que reinan el desorden y la violencia, y donde los protagonistas son los fanáticos y no los jugadores.
El último hecho que ha salpicado el fútbol ocurrió el pasado sábado, en Indonesia, cuando el Arema FC recibía al Persebaya Surabaya. Los dos equipos más importantes de este país se enfrentaban a un partido en donde solo estaban en juego tres puntos; ahora por acciones desmedidas de los policías, gradas en mal estado y sobre todo por las acciones totalmente inadmisibles de los aficionados están en juego muchas vidas.
El partido finalizó 3-2 a favor de Persebaya y cuando el árbitro dio el pitazo final, pasó lo peor. Hinchas saltaron al terreno de juego y lo que era un partido de fútbol, terminó siendo una batalla campal.
En resumidas cuentas, hasta el momento, según datos oficiales, se contabilizan 125 fallecidos y más de 300 heridos, números que pueden ir en aumento durante los siguientes días, según autoridades de Indonesia.
Los policías, en su intento por controlar la situación, lanzaron bombas lacrimógenas ocasionando una avalancha de aficionados en las gradas.
Aunque lo peor ya pasó, ahora resta analizar por qué ocurren este tipo de incidentes. ¿Es culpa de los aficionados?, ¿los equipos tienen el 100% de responsabilidad de las situaciones que se den en sus terrenos?, ¿la policía actuó de manera incorrecta?
Mirando el ejemplo de un país como Chile, en 1994 se tomó la decisión de sancionar una ley que fija normas para la prevención y sanción de hechos violentos en recintos deportivos, con ocasión de espectáculos de fútbol profesional. Este instrumento jurídico, conocido como la Ley N. 19.327 de Derechos y Deberes en los Espectáculos de Fútbol Profesional y sus normas modificatorias, ha sido intervenido en diversas ocasiones, sirviendo para hacer frente a hechos de violencia en este contexto; así lo detalla el informe de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile ‘Ley de violencia en los estadios Nº 19.327. Aspectos principales y evaluación de la norma’, de junio 2022.
En muchos países hay normas o leyes que sancionan los comportamientos de los aficionados durante los cotejos, sin embargo, estas sanciones deberán de ser más rigurosas y aumentar la seguridad en los estadios.
El espíritu del hincha
Existe una pequeña definición errónea al momento de clasificar a los aficionados. Los espectadores son aquellos que asisten a un partido para simplemente disfrutar. Los hinchas son los que declararán su amor a un club, lo apoyan ya sea de local o de visitante, asisten a todas sus actividades, y alientan todo tipo de acciones a favor de su equipo.
Y por último están los de la barra (en cada país se conocen de una manera distinta), estos son los que cantan, presionan a los jugadores durante los partidos, y corean los cánticos que repercutan en el partido.
Por otra parte, las barras bravas, como también se les conoce, son las que incitan este tipo de comportamientos, con una expresividad totalmente desmedida como lo ocurrido meses atrás en México, cuando durante el partido entre Querétaro y Atlas se dio otra batalla campal en el estadio y sus alrededores.
Jesús Vélez, docente de la Universidad de Antioquía de Colombia, describió que los latinoamericanos están acostumbrados a imitar la cultura española, luego la inglesa, posteriormente la francesa y hoy por hoy la de Estados Unidos.
“Fácilmente adoptamos ciertas formas de comportamiento para llenar un vacío de identidad. La actividad que desarrollamos es el reflejo de la sociedad en la que vivimos y a la que no escapamos”, así lo indicó en su ponencia ‘La violencia en el espectáculo de fútbol, una realidad en el nuevo contexto colombiano’.
Con redacción de El Click e información de La Estrella
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