El presidente de EE.UU., Donald Trump, lanzó desde el portaaviones en construcción Gerald R. Ford la promesa de abanderar el «gran resurgir» militar estadounidense con un aumento del gasto en defensa que militarizará al país a niveles históricos para tiempos de paz.
«Después de años de recortes presupuestarios sin fin que han perjudicado a nuestras defensas, estoy pidiendo uno de los mayores aumentos en el gasto de defensa de la historia», resumió Trump en un discurso en el portaaviones más moderno y costoso de la flota estadounidense, que aún se encuentra recibiendo los toques finales en los astilleros de Newport News (Virginia).
Trump prometió poner fin a los recortes automáticos en Defensa, acordados como medidas de emergencia en 2013, ante la incapacidad de republicanos y demócratas de acordar una política fiscal y de gasto a largo plazo.
Esos recortes han afectado en gran medida a la Armada, cuya flota se encuentra en los niveles más bajos desde el fin de la II Guerra Mundial y, pese a todo, sigue siendo la más moderna y mejor equipada del mundo, muy por delante de Rusia o China.
«Pronto será la más grande jamás vista. No os preocupéis», apuntó Trump, que antes de dar su discurso visitó le entrañas y la cubierta del gigantesco portaaviones.
La Casa Blanca de Trump pidió al Congreso esta semana que apruebe un plan presupuestario que recorta en otras agencias federales para aumentar el presupuesto del Pentágono 10%, equivalente a 54.000 millones de dólares en el próximo año fiscal.
«Le vamos a dar a nuestras Fuerzas Armadas las herramientas que necesitan para prevenir la guerra y, en caso necesario, luchar en guerras con un solo fin. ¿Saben cuál es? Ganar.
Vamos a volver a ganar», reiteró Trump en frente a una multitud de una multitud de marinos y trabajadores de los astilleros de Newport News, los más grandes de EE.UU. y el mayor empleador del estado de Virginia.
Trump prometió que Estados Unidos tendrá 12 portaaviones -cuando el Gerald R. Ford sea botado este año EE.UU. volverá a tener once- para «proyectar poder en tierras distantes».
El portaaviones Gerald R. Ford es la joya de la corona de la Armada (Marina) estadounidense, una fortaleza flotante impulsada por energía nuclear, que ha costado casi 13.000 millones de dólares y cuenta con automatismos y tecnologías que permiten que sea desplegado en tiempo récord, con 4.500 tripulantes y 70 aviones.
El Ford, que reemplazará a la clase Nimitz, y será el modelo en el que se basa otro portaaviones ultramoderno que se está construyendo en Newport News: el John F. Kennedy.
Trump recalcó que la Fuerzas Armadas estadounidenses necesitan «fondos estables y sostenidos para hacer frente a las necesidades de defensa».
«Los navíos estadounidenses navegarán los mares. Los aviones estadounidenses surcarán los cielos y los trabajadores estadounidenses construirán nuestras flotas», añadió el mandatario, que apareció con una gorra y una chaqueta con los emblemas del portaaviones.
El mandatario dijo que va a negociar precios más bajos para armamento, aviones y navíos de guerra con el objetivo de aumentar el arsenal estadounidense a niveles históricos para un tiempo de paz.
Además de los 12 portaaviones, Trump ha prometido volver a tener 350 navíos de guerra, aumentar el número de efectivos en todas las ramas de las Fuerzas Armadas y devolver el poderío militar estadounidense a números récord.
Trump aseguró que el portaaviones Ford «proveerá las capacidades necesarias para mantenernos seguros del terrorismo y luchar contra los enemigos en los años venideros».
Los portaaviones estadounidenses son una de las plataformas militares más versátiles y de mayor carga simbólica; son utilizados en misiones humanitarias, bombardeos en operaciones terroristas, en guerras convencionales como la de Irak, operaciones especiales o como fuerza disuasoria o de apoyo de aliados.
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