Un supermercado ubicado en plaza Tocumen es el lugar en el que Paula Acevedo espera desde las 9:00 a.m. lograr la venta de bollos y queso blanco artesanal para sustentar su día a día, cada fin de semana.
En un pequeño tarantín reposa la mercancía que desde hace 8 años le ha servido para operar en este “mercado”, de manera informal, gracias a una clientela fiel que mantiene el “negocio”.
A sus 47 años, de lunes a viernes hace labores de limpieza en casas y apartamentos de forma independiente y cuenta a La Estrella de Panamá que desde hace nueve años, cuando llegó a la urbe capitalina, hizo habitual en su rutina despertar de madrugada y volver a casa a las 9:00 p.m. “No es como que tengas un salario fijo, con décimo y vacaciones. Dependes de lo que vendes en el día”, fueron sus palabras al preguntarle qué aspecto de su ocupación era el más difícil.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo (Inec) en su Encuesta de Propósitos Múltiples, realizada en abril de este año, 737.000 panameños trabajan de manera informal al igual que Paula.
Mientras que el Ministerio de Trabajo (Mitradel) indica que las demográficas más predominantes en la informalidad son los jóvenes y las mujeres. “(Mi mayor sueño) es tener mi casa propia, ese es el sueño de todos… encontrar algo fijo, algo estable”, comparte.
Con redacción de El Click e información de La Estrella
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