Panamá afronta para este nuevo año el reto de impulsar su crecimiento económico, que, aunque es bueno, está ralentizado luego de marcar hasta dos dígitos, gracias a un modelo ya agotado basado en grandes inversiones en infraestructura pública, indicó analistas a EFE.
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Las previsiones más optimistas indican que el producto interno bruto (PIB) aumentó un 3,5% en el 2019, menor al 3,7% del 2018 –en su momento la tasa más baja en una década-, con un déficit fiscal del 3,5% y una inflación negativa, según los datos de la Administración de Laurentino Cortizo.
Para este 2020 se espera una expansión de entre 3,8% y 4% del PIB y en ese contexto, el Ejecutivo busca dar optimismo en una población que se siente en crisis: ha sacado a la calle millones de dólares con el pago de deudas a proveedores locales y a funcionarios, y puesto en marcha programas para impulsar el sector agropecuario.
Por su parte, el exdecano de la Facultad de Economía de la estatal Universidad de Panamá, Rolando Gordón, destacó que la economía “no está caída porque hay un crecimiento, pero este no se siente en la población porque se da en sectores que no generan empleo ni riqueza interna”.
La economía de servicios, es decir, “lo que está alrededor del Canal, los puertos, los aeropuertos, el centro bancario, ya no generan más empleo porque se han ido tecnificando, y son sectores generan un ingreso que se va hacia afuera”, explicó.
“Que hay que cambiar el modelo económico, lo venimos diciendo hace tiempo (…) para poder bajar el desempleo con el actual modelo basado en servicios tiene que haber una expansión no menor del 5 %” anual, una tasa que es difícil que se logre en este 2020, dijo Gordón.
Fuente: El Economista
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