Cuba dijo “sí” al Código de las Familias, una amplia reforma legal que incluye el matrimonio igualitario y la gestación subrogada, en un referendo con cifras históricas de votos en contra y abstención.
Los resultados, difundidos este lunes, son agridulces para el Gobierno cubano, que vio cómo triunfaba la opción por la que abogó sin descanso en las semanas previas a la consulta, pero con una tasa de desacuerdo (abstención y voto en contra) muy superior a la de los referendos previos en la isla.
El “sí” obtuvo el 66,87% de los votos emitidos, por el 33,13% que sumó el “no”. La abstención se elevó al 26%, según informó el Consejo Electoral Nacional (CEN) con resultados preliminares del referendo organizado la víspera.
De un censo de 8.447.467 personas de más de 16 años y con derecho a votar, 3.936.790 se posicionaron a favor (46,6% del total del censo), mientras que 1.950.090 votaron en contra (23,1%). Además, 2.195.681 se abstuvieron (26%) y se contabilizaron 364.906 boletas no válidas (4,3%).
En comparación, en el referendo constitucional de 2019 la participación fue del 84,4% y el voto favorable del 87%, y en la consulta constitucional de 1976 la participación superó el 99% y el sí alcanzó el 98%, según datos oficiales.
El exdiplomático cubano y analista político Carlos Alzugaray consideró en una entrevista a EFE que el resultado tiene un lado “positivo”, la aprobación de una legislación “progresista” y “avanzada”, pero que debe suponer asimismo una “señal de alarma” para el Gobierno.
El voto en contra tenía distintos motivos –desde los religiosos a los políticos–, apuntó Alzugaray, pero la abstención es para él “reflejo del descontento popular”, en parte porque “el gobierno no da pie con bola con los principales problemas del país”.
Destacó que el Gobierno ha perdido la “capacidad movilizativa del pasado”, pese a la “propaganda avasalladora” desde el conjunto de las instituciones cubanas en las últimas semanas.
En su opinión, una “parte importante” de la población no se convenció con los argumentos del Gobierno por el “sí” y no fue a votar, “desafiando el viejo precepto cubano de que no votar te marca” y puede tener consecuencias.
Esto es algo, consideró el exdiplomático, que el Gobierno cubano debería tener en cuenta de cara a los procesos electorales que comienzan el próximo noviembre, con unos comicios a nivel municipal para la renovación de cargos.
Con redacción de El Click e información de La Estrella
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