Alán García
García murió a sus 69 años, tras dispararse en la cabeza en su dormitorio cuando la policía se disponía a arrestarlo. Foto: Diario Primicia

Alán García: Crónica de un expresidente acorralado por la justicia

El expresidente peruano Alán García tuvo como pocos una segundad oportunidad para corregir los errores de su primer mandato, pero no lo logró. Nunca pudo librarse de la marcha de la corrupción.

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Su carrera política estuvo marcada por fuertes acusaciones que llevaron a las autoridades a intentar detenerlo el miércoles 17 de abril, por presunto delito de lavado de activos ligados a la constructora brasileña Odebrecht. 

Sin embargo, esto no fue posible ya que murió a sus 69 años, tras dispararse en la cabeza en su dormitorio cuando la policía se disponía a arrestarlo. 

Su padre fue Carlos García, militante de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), quien fue perseguido y detenido en la década de los cincuenta junto con millones de peruanos.

En su juventud fue preparado por Víctor Raúl Haya de la Torre, uno de los líderes del partido fundado a inicios del siglo XX bajo los postulados de la revolución francesa y que ha sobrevivido a las persecuciones de parte de gobiernos militares y civiles.

García estudió Derecho en Lima y España y Sociología en la Sorbona, Francia, y retornó a fines de la década de 1970 a Perú para participar en una Asamblea Constituyente. En 1979, al morir Haya de la Torre, fue consolidándose en la dirección del partido apenas entrado en sus 30 años.

Con tan solo 36 años, García gana las elecciones presidenciales en 1985 en medio de un respaldo popular masivo, que lo llamó «el presidente de la esperanza», con discursos intensos en los que criticaba la expansión neoliberal de esa década.

Alimentado por el gasto estatal, los aumentos salariales y los controles de precios, las políticas proteccionistas de García crearon un aparente bienestar económico. Limitó los pagos de la deuda externa al 10% de las exportaciones, lo que transformó a Perú en un paria para las organizaciones internacionales de crédito.

El erario se vació pronto, los créditos se detuvieron y los inversionistas extranjeros salieron del país. Las huelgas por demandas salariales se multiplicaron en tanto se disparaba una inflación que superó el 1.000% y la producción nacional se paralizó.

Para 1987 el repudio popular iba en aumento al igual que los ataques de Sendero Luminoso, que afectaron a todo el país, mientras morían asesinados ministros y funcionarios en ataques terroristas.

Tras intentar traspasar la presidencia a su vicepresidente Luis Alberto Sánchez, García concluyó su mandato de cinco años en 1990 dejando al país en la ruina económica.

Luego de esto, García brindó su apoyo a Fujimori quien ganó las elecciones, pero le dio la espalda a García al punto de perseguirlo con ferocidad con acusaciones de corrupción y uso indebido de fondos públicos.

En 1992 Fujimori disolvió el Congreso, suspendió la Constitución y envió tropas a la casa de García, quien fue advertido a tiempo.

García huyó escalando una pared de su casa y pasó por los techos de cinco viviendas vecinas hasta llegar a una construcción donde se refugió hasta ser conducido a la embajada de Colombia, la cual garantizó su salida de Perú.

En su exilio compartió tiempo entre Colombia y París hasta que el año 200 el gobierno de Fujimori se desmoronó en medio de escándalos de corrupción. García pudo volver a Perú en 2001 luego que la justicia desestimó por falta de evidencias las acusaciones en
su contra.

Notoriamente más maduro, García se postuló nuevamente a la presidencia para derrotar al nacionalista Ollanta Humala, con una propuesta de apertura al libre mercado y haciendo un mea culpa de sus errores durante su primer mandato. Asumió en julio de 2006 confiado en hacer mejor las cosas.

Su segundo mandato finalizó en 2011 con notables logros macroeconómicos los cuales después se vieron empañados por acusaciones de presunta corrupción ligadas a Odebrecht. El PIB de Perú creció en promedio 7.2% durante su quinquenio impulsado por el alza mundial del precio de los metales, permitiendo afrontar la crisis económica mundial de 2008. 

Fuente: AP y La Prensa


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