El candidato presidencial republicano, Donald Trump, ahondó este martes su brecha con la cúpula de su partido, al asegurar que se ha quitado los «grilletes» que le encadenaban a la formación y que luchará a su manera por la Casa Blanca, tras perder el respaldo de muchos políticos conservadores en los últimos días.
Cuando faltan justo cuatro semanas para las elecciones del 8 de noviembre, Trump dejó estallar su rencor hacia las figuras del aparato republicano con las que se vio obligado a casarse para impulsar su candidatura y, en particular, hacia el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, que ha dejado de defenderle.
«Nuestro muy débil e incompetente líder, Paul Ryan, lo pasó mal en una conferencia telefónica donde sus compañeros (republicanos de la Cámara de Representantes) se enfadaron muchísimo por su deslealtad», escribió Trump en su cuenta oficial de Twitter.
El magnate se refería a la llamada que tuvo este lunes Ryan con varios congresistas republicanos, en la que dijo que ya no defendería más a Trump ni haría campaña con él antes de las elecciones, aunque no llegó al extremo de retirarle su apoyo.
Ryan se sumó así a los numerosos republicanos que se han distanciado de Trump, le han retirado su respaldo o han pedido su renuncia debido a los comentarios denigrantes sobre las mujeres que el multimillonario hizo en 2005, revelados el pasado viernes en un vídeo y que le han generado acusaciones de acoso sexual.
Claramente enojado por esa pérdida de apoyos, Trump se quejó hoy en un tuit de que «es difícil que te vaya bien cuando Paul Ryan y otros te dan cero apoyo», pero enseguida cambió de tono y se mostró confiado en sus opciones incluso sin el respaldo de su partido.
«Está muy bien que me hayan quitado los grilletes. Ahora puedo luchar por Estados Unidos de la manera que yo quiera», se congratuló el candidato republicano en otro tuit.
«Los desleales republicanos son más difíciles que Hillary la Deshonesta. Te atacan por todos lados. No saben cómo ganar, pero yo les enseñaré», añadió Trump, que también atacó al «grosero» senador John McCain, uno de los conservadores de mayor perfil que le han retirado el apoyo después de divulgarse el vídeo.
El entorno del magnate ha defendido que su campaña puede sostenerse aún sin la ayuda de Ryan y de otros grandes nombres del partido, porque Trump siempre ha estado impulsado por un movimiento de votantes de base, y no desde Washington.
Pero su rival demócrata, Hillary Clinton, ha ampliado su ventaja en las encuestas desde que se divulgó este viernes el polémico vídeo, y ahora le saca 6,5 puntos al magnate a nivel nacional, según la media de sondeos que elabora la web Real Clear Politics.
El presidente estadounidense, Barack Obama, criticó hoy a los republicanos que han decidido retirarle ahora el apoyo a Trump por «tardar tanto», al asegurar que la naturaleza del magnate «se veía venir» desde que hizo sus polémicos comentarios sobre «las minorías o las personas de fe musulmana».
«No hace falta ser un marido, o esposo, o padre para escuchar lo que escuchamos hace unos días y decir que no está bien. Solo hace falta ser un ser humano decente», subrayó Obama en un mitin en Greensboro (Carolina del Norte), un estado que fue clave para su victoria en 2008 y donde ahora las encuestas están muy ajustadas.
Obama aseguró que Trump «dice cosas que nadie consideraría tolerables de parte de alguien que estuviera haciendo una entrevista para un trabajo en (la cadena de tiendas) 7/11».
Mientras, tanto Clinton como Trump hicieron campaña hoy en Florida, un estado que muchos consideran el más importante para las elecciones de noviembre, incluida la propia candidata demócrata, que tiene allí una mínima ventaja, de poco más de dos puntos.
«Florida es la clave. Si ganamos Florida, no hay ninguna forma de que mi rival pueda ganar», dijo hoy Clinton en una entrevista con una radio local de Miami, la WMBM-AM 1490.
La ex secretaria de Estado compareció en Miami por primera vez con el exvicepresidente Al Gore, que fue candidato presidencial demócrata en las elecciones de 2000, mientras que Trump lo hizo a última hora de la tarde en Panamá City (Florida) y seguirá en ese estado hasta el jueves.
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