El presidente de EE.UU., Donald Trump, trató este viernes al primer ministro de Japón, Shinzo Abe, como su principal aliado en Asia Oriental y le prometió reforzar la alianza militar hasta que sea «impenetrable» ante las amenazas de China o Corea del Norte, además de explorar un posible acuerdo comercial bilateral.
Abe fue el primer gobernante del mundo con el que Trump se reunió después de su victoria electoral en noviembre y ha sido apenas el segundo en visitarle en la Casa Blanca, con la aparente convicción de que crear fuertes lazos personales con el nuevo presidente de EE.UU. puede allanarle el camino para varios objetivos políticos.
«La alianza entre EE.UU. y Japón es el pilar de la paz y la estabilidad en la región del Pacífico», afirmó Trump en una conferencia conjunta con Abe en la Casa Blanca.
«Es importante que tanto Japón como Estados Unidos invirtamos fuertemente en nuestra alianza para reforzar nuestras capacidades de Defensa. Bajo nuestro liderazgo, esas capacidades se harán cada vez más fuertes, y con el tiempo serán impenetrables», añadió.
Trump, que durante la campaña electoral echó en cara a Japón los gastos que EE.UU. tiene que cubrir para asegurar su defensa, dejó completamente atrás esa postura al calificar de «esencial» la cooperación bilateral.
Fue aún más allá, al acordar con Abe que el Artículo V del Tratado de Seguridad entre ambos países, que consagra la defensa mutua ante un ataque armado, «cubre a las islas Senkaku», administradas por Tokio pero reclamadas por Pekín, y que han generado una disputa territorial en el Mar de China Oriental.
La posición oficial de Washington durante años ha sido la de reconocer que Tokio tiene derecho de administración de las remotas islas Senkaku (llamadas Diaoyu en China), aunque sin pronunciarse sobre la soberanía de las mismas en ningún sentido.
Durante el anterior Gobierno del presidente Barack Obama, EE.UU. había considerado zonas bajo administración japonesa como parte del tratado de defensa mutua, algo que Abe buscaba reafirmar con Trump.
La reunión se produjo, además, un día después de que Trump desbloqueara su relación con China al telefonear a su homólogo chino, Xi Jinping, y expresarle su compromiso con la política de «una sola China», una condición innegociable para Pekín que el nuevo presidente estadounidense había puesto en duda.
«Creo que (Xi y yo) estamos en el proceso de llevarnos muy bien, y creo que esto funcionará muy bien para China, Japón, Estados Unidos y todo el mundo en la región» de Asia oriental, afirmó Trump.
En el plano comercial, Trump dejó atrás su queja de que Japón manipula el yen para favorecer las exportaciones niponas, y afirmó que quiere un comercio bilateral «libre, justo y recíproco».
Tras la retirada de Washington del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), los dos líderes acordaron «crear un nuevo marco para el diálogo» comercial, en palabras de Abe, lo que sugiere que Japón podría estar dispuesto a negociar con Trump un pacto comercial bilateral, como va a hacer el Reino Unido.
«El ministro de Finanzas, Taro Aso, y el vicepresidente estadounidense Mike Pence, están trabajando en la creación de un nuevo marco económico conjunto», afirmó Abe en la rueda de prensa.
Ante el discurso proteccionista de Trump, el líder japonés recordó que «son las grandes oportunidades del mercado estadounidense las que han llevado al sector del automóvil y otras empresas japonesas a construir fábricas en todo el país para realizar la producción aquí».
Trump cargó en enero contra la empresa japonesa Toyota y amenazó con aranceles aduaneros si continúa la construcción de su nueva planta de montaje de vehículos en Guanajuato (México), anunciada en 2015 y dedicada a la fabricación del modelo Corolla, el segundo de más ventas en su categoría en EE.UU.
Los dos líderes mostraron sintonía durante toda la visita a la Casa Blanca, que comenzó con un abrazo de Trump al recibir a Abe en la residencia presidencial y siguió con un apretón de manos que duró 19 segundos en el Despacho Oval.
«Hemos conectado muy, muy bien, tenemos muy, muy buena química», aseguró Trump.
Ambos se trasladaron después a la residencia personal de Trump en Mar-a-Lago (Florida), donde Abe permanecerá hasta el domingo para jugar al golf con el presidente estadounidense y conversar junto a sus respectivas esposas, con el fin de profundizar en su relación personal.
Trump aceptó además una invitación de Abe para hacer este año una visita oficial a Japón, a donde también fue convidado su vicepresidente, Mike Pence.
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