El pedido de la expresidenta brasileña Dilma Rousseff para anular el proceso que desembocó el pasado 31 de agosto en su destitución fue rechazado este jueves por la Corte Suprema al argumentar que su reposición traería «consecuencias abrumadoras» en el ámbito institucional del país.
El magistrado Teori Zavascki no aceptó los argumentos de la defensa de Rousseff, que alegaba que su destitución era un «riesgo para las instituciones de la República, para el estado democrático de derecho y para el orden constitucional, lo suficientemente grave como para justificar la acción inmediata del Supremo».
El Senado brasileño apartó de su cargo a la mandataria Dilma Rousseff por 61 votos a favor y 20 en contra, una decisión que confirmó como presidente de Brasil a Michel Temer, quien estaba en el cargo de forma interina desde el pasado 12 de mayo cuando la jefe de Estado fue suspendida.
Zavascki argumentó que una hipotética restitución en el poder de Rousseff minaría la credibilidad de la instituciones locales en el escenario internacional al promover una alteración «sustantiva y brusca» en la gobernanza de Brasil.
«Solamente una demostración de una necesidad de prevenir gravísimos daños a las instituciones o a la democracia, y en definitiva al estado de derecho, podría justificar un juicio inmediato», añadió el magistrado, quien no vio ninguna de esas condiciones en el escrito de casi 500 páginas de la defensa.
La Corte Suprema también rechazó la tesis de Rousseff mediante la cual argüía que Temer no podía ser jefe de Estado porque no fue elegido en unos comicios ya que el régimen presidencialista avala la figura del vicepresidente, cargo que ocupaba anteriormente.
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