La sobrina de la «Rasputina» dijo este martes y en los tribunales que chantajeó a la compañía Samsung en colaboración con su tía, a la que señaló como cerebro de la trama de corrupción que ha sacudido Corea del Sur a pesar de que ella volvió a negar todas las acusaciones.
Choi Soon-sil, conocida como la «Rasputina»; su sobrina, Chang Si-ho, y el antiguo viceministro de Cultura y Deporte Kim Chong comparecieron ante el tribunal del distrito centro de Seúl encargado de juzgar un caso que ha llevado al Parlamento a destituir a la presidenta del país, Park Geun-hye.
Choi, de 60 años y encarcelada desde el pasado noviembre, habló por boca de su abogado, que volvió a negar todos los cargos que se le imputan a su cliente -abuso de poder, chantaje e intento de fraude, entre otros- como ya se hiciera anteriormente en esta misma corte, ante el Parlamento y ante el Tribunal Constitucional.
Sin embargo, su defensa sufrió un nuevo revés después de que Chang, de 37 años e hija de Choi Sun-deuk (hermana mayor de la «Rasputina»), admitiera haber cooperado con su tía para chantajear al gigante empresarial Samsung.
Las dos están acusadas de extorsionar al mayor conglomerado del país para que donara más de 1.600 millones de wones (1,27 millones de euros o 1,35 millones de dólares) al Centro de Elite de Deportes de Invierno, que la propia Chang gestionaba.
La sobrina de Choi admitió también haber malversado fondos del mencionado centro y dijo que la creación de la red para extorsionar a grandes empresas a cambio de favores que se juzga en esta corte fue idea de su tía, detalló la cadena de televisión Arirang.
«(Choi) pidió (al exviceministro Kim Yong) que asesorara donaciones corporativas ligadas a la dirección del centro, pero no especificó compañías concretas ni obligó a ninguna a actuar en contra de su voluntad», argumentó por su parte el abogado de la «Rasputina» en declaraciones recogidas por la agencia Yonhap.
Por su parte, el exviceministro de Cultura y Deporte, que está acusado de cooperar en la trama que se cree urdida por Choi, negó también todo cargo ante los jueces.
La audiencia de hoy, abierta al público, atrajo especial atención por ser la primera vez que tía y sobrina se ven las caras después de que Chang decidiera colaborar con la justicia y entregar a los investigadores una tableta digital supuestamente propiedad de la «Rasputina», el pasado 5 de enero.
El dispositivo contiene supuestamente correos electrónicos que pueden resultar claves en el caso.
Choi, por su parte, ha negado insistentemente que el aparato electrónico le pertenezca y ha argumentado que no sabe utilizarlo.
Las declaraciones llegan un día después de que la fiscalía emitiera una orden para detener y juzgar, en causa aparte, al máximo responsable del grupo Samsung, Lee Jae-yong, por acceder a la extorsión orquestada supuestamente por la «Rasputina», llamada así por su estrecha relación con la presidenta surcoreana Park.
Según los fiscales, Lee hizo que Samsung donara hasta 43.000 millones de wones (34,3 millones de euros/36,3 millones de dólares) a organizaciones ligadas a Choi para que el Gobierno de Park apoyara en 2015 una controvertida fusión de dos empresas del grupo secundada por la familia Lee pero criticada por un fondo de alto riesgo.
La fiscalía cree que Choi, con la connivencia de Park, confabuló para crear una red de corrupción en la que están aparentemente involucrados la propia presidenta, miembros de su Gobierno y los principales «Chaebol» (los grandes conglomerados surcoreanos) del país.
El escándalo ha indignado a los surcoreanos, que se han manifestado en las calles del país cada sábado desde hace tres meses para pedir el cese de Park y su Gobierno.
El Parlamento surcoreano aprobó en diciembre destituir a la presidenta de su cargo y la decisión definitiva está ahora en manos del Tribunal Constitucional, que tiene hasta junio para ratificar o no el «impeachment».
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