El presidente ruso, Vladímir Putin, acusó este miércoles a Occidente de culpar a Rusia de «todos los pecados mortales y de todos los crímenes» y advirtió contra la adopción de nuevas sanciones contra el Kremlin por su intervención en Siria.
«Estamos dispuestos a trabajar con todos nuestros socios (…) Pero vemos lo que pasa: acusaciones totalmente infundadas contra Rusia de todos los pecados mortales y de todos los crímenes», dijo Putin durante un foro inversor que tuvo lugar en la capital rusa.
Putin se refería, entre otras, a las recientes acusaciones de crímenes de guerra debido a los bombardeos rusos contra Alepo, la segunda ciudad siria, vertidas por EEUU, la ONU y varias cancillerías europeas.
Desde el final de la tregua el 19 de septiembre, al menos 497 civiles han muerto en la zona de Alepo, incluidos 90 menores de edad y 40 mujeres, según datos del Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Putin subrayó que tanto Rusia como EEUU saben quién destruyó a mediados de septiembre el convoy humanitario de la ONU cerca de Alepo, ataque en el que murieron una veintena de personas.
El convoy fue atacado por «una de las organizaciones terroristas y nosotros sabemos que los estadounidenses también lo saben, pero prefieren tomar otra posición y lanzar acusaciones infundadas contra Rusia», dijo.
«Esto no ayuda a la causa. Como ya he dicho, esos comportamientos en la arena internacional se llaman presión y chantaje», agregó.
Contra Rusia, advirtió, esas estrategias «nunca han funcionado y nunca funcionarán».
En cuanto a la adopción de una nueva andanada de sanciones para aislar internacionalmente a Moscú, en este caso por Siria, aseguró que «cualquier restricción en la esfera económica dictada por motivos políticos es contraproducente para todos».
«No les llegarán los motores y la gasolina para recorrer toda nuestra frontera. ¿De qué aislamiento hablamos cuando se trata de un país como Rusia?», preguntó irónico.
El jefe del Kremlin acusó también a Francia de provocar intencionadamente el veto ruso a su reciente proyecto de resolución sobre un alto el fuego en Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU, con la intención -dijo- de «agravar la situación» y «atizar la histeria antirrusa».
Dijo que París no tiene ningún motivo para enfadarse por el veto ruso, ya que se debió a que dicho texto cargaba «toda la culpa» sobre las autoridades sirias y ni siquiera mencionaba a la oposición armada.
Recordó que el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, dijo la pasada semana a su colega francés, Jean-Marc Ayrault, en Moscú que Rusia no vetaría la resolución si tenía en cuenta la postura del Kremlin, a lo que éste respondió positivamente.
En cambio, tras reunirse seguidamente con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en Washington, comenzaron a acusar a Rusia de «todos los pecados» y decidieron presentar sin cambios dicha resolución a votación, «claramente esperando el veto» ruso, según Putin.
Además, aseguró que no fue él, sino la parte francesa, la que decidió aplazar su visita a París, aunque subrayó que mantiene «unas muy buenas relaciones personales» con el líder galo, Francois Hollande.
Subrayó que «es muy difícil» dialogar con la actual Administración de Estados Unidos, encabezada por el presidente Barack Obama.
«Prácticamente, no hay diálogo», subrayó Putin, quien acusó a Washington de querer dictar sus condiciones a otros países «en casi todas las cuestiones».
«También nosotros estamos preocupados por el empeoramiento de las relaciones ruso-estadounidenses. Pero no es nuestra elección. Nunca perseguimos eso. Al contrario, queremos tener unas relaciones amistosas con una potencia y economía tan grande como EEUU (…), pero diálogo es la búsqueda de compromisos», matizó.
Se mostró dispuesto a cooperar con el presidente que salga ganador de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre, pero sólo «si ese dirigente norteamericano quiere trabajar con nuestro país».
«Ahora, el tema número uno en todas las campañas electorales es Rusia. Qué no hablarán de nosotros (…) Esto es, por supuesto, agradable, pero sólo en parte. Porque todos abusan de la retórica antirrusa y envenenan las relaciones», manifestó.
Y añadió que «no se debe utilizar a Rusia como moneda de cambio en la lucha política interna. Eso es, como mínimo, poco serio».
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