Presos de grupos rivales comenzaron este jueves un enfrentamiento en la Penitenciaria Estatal de Alcaçuz, en la región metropolitana de la ciudad brasileña de Natal, donde el pasado fin de semana fueron asesinados 26 reos.
Los prisioneros estaban separados por una barricada construida en el patio de la cárcel, pero, al parecer, un grupo derribó la barrera y internos de ambos lados comenzaron una batalla campal.
Según mostraron las imágenes de televisión, los presos se lanzaron piedras y otros objetos y la policía intentó contener la situación arrojando desde las casetas de control bombas aturdidoras y pelotas de goma.
Varias personas resultaron heridas y tuvieron que ser trasladas en carretas por otros reos de Alcaçuz, que desde 2015 tiene varias celdas sin puertas después de una rebelión.
Los reclusos mantienen el control de la cárcel desde el pasado sábado, cuando se perpetró la matanza en la que murieron 26 personas, la mayoría integrantes de la facción Sindicato do Crime de Río Grande do Norte (SDC), por orden del Primer Comando de la Capital (PCC).
La policía entró la víspera en la penitenciaria para identificar y trasladar a unos 200 presos a otras cárceles con el fin de evitar el enfrentamiento entre los clanes rivales, pero horas después los presos se rebelaron de nuevo.
Al mismo tiempo en el que los presidiarios eran transferidos, comenzó una ola de ataques contra autobuses y comisarías en al menos ocho ciudades del estado de Río Grande do Norte, en el noreste del país.
El gobernador del estado, Robinson Faria, dijo esta semana que si la policía entraba en la prisión para contener el enfrentamiento podría repetirse el episodio de Carandirú, como se conoce el centro de detención de Sao Paulo en el que en 1992 murieron 111 presos, la mayoría por disparos de agentes.
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