La presidenta surcoreana, Park Geun-hye, se enfrentará mañana a una sesión histórica en la Asamblea Nacional, que votará una moción para destituirla por su implicación en el mayúsculo escándalo de la «Rasputina coreana».
La oposición -mayoritaria en el Parlamento- llevó este jueves la moción a la sesión plenaria y la votación se ha de producir en aproximadamente 24 horas.
Los 300 diputados de la Cámara Baja ejercerán su voto de forma anónima para decidir el futuro de la primera mujer jefa de Estado de la joven democracia surcoreana, que podría ser también la primera en no completar el mandato de cinco años establecido en la Constitución.
Los tres principales partidos de la oposición e independientes, todos a favor del «impeachment», suman 172 escaños, mientras el partido conservador Saenuri de la presidenta Park acumula 128.
Para sacar adelante el proceso de destitución se requieren dos tercios de la Cámara, lo que implica que al menos 28 diputados del partido gobernante deben dar la espalda a su líder y votar a favor.
La votación se plantea ajustada, aunque los pronósticos se decantan por el «sí», ya que el sector más crítico de los conservadores aseguró esta semana que al menos 40 de sus diputados tienen intención de apoyar la destitución de la presidenta.
Quienes defienden la opción del «no» -la mayoría de diputados de Saenuri- creen más viable negociar con Park una dimisión voluntaria en abril y elecciones anticipadas en junio.
Mientras, los diputados de la oposición amenazaron hoy con presentar su renuncia en masa si el proceso no sale adelante.
Si el Parlamento aprueba la moción, la presidenta de Corea del Sur sería desposeída inmediatamente de todos sus poderes al frente del Estado, desde el control del Ejército hasta el derecho a veto o decisiones de política exterior, en beneficio del primer ministro, Hwang Kyo-ahn.
Sin embargo, aún se requeriría el voto a favor de seis de los nueve jueces del Tribunal Constitucional, un proceso que llevaría 180 días como máximo, pero que según expertos podría completarse en aproximadamente dos meses.
La presidenta ya delegó el mes pasado parte de sus poderes en el primer ministro tras destaparse el escandaloso caso en torno a ella y a su amiga íntima Choi Soon-sil, bautizada como la «Rasputina coreana».
Los fiscales señalaron a la jefa de Estado como cómplice de Choi, que presuntamente creó una red para recaudar decenas de millones de dólares de grandes empresas del país -mediante extorsión o a cambio de favores- y posteriormente se apropió parte de los fondos.
La «Rasputina», hija del controvertido líder de una secta religiosa que fue mentor de Park, también editaba discursos de la presidenta, decidía su vestuario y se cree que pudo intervenir en asuntos de Estado a pesar de no tener cargo alguno.
Este caso ha generado una indignación generalizada y millones de personas han protagonizado en las últimas semanas las mayores protestas de la historia de Corea del Sur para exigir la salida inmediata de Park.
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