Durante más de cuatro horas de discurso el presidente venezolano, Nicolás Maduro, describió en su memoria y cuenta del 2016 todas las acciones que puso en marcha para que su Gobierno se mantuviera en pié en lo que calificó como un año «terrible» y «duro», marcado por múltiples ataques y agresiones.
El gobernante empezó su declaración, ofrecida desde la sede principal del Supremo, diciendo que lamentaba no haber podido dar este mensaje en el seno del Parlamento, como dice la Constitución, debido al supuesto desacato al Poder Judicial por parte de la directiva opositora.
Agradeció, en este sentido, que el Tribunal Supremo de Justicia le ordenara presentar su informe de gestión anual ante este organismo aunque hizo votos para que en el 2018 pueda hacerlo ante una Cámara que transite por «el camino de la legalidad».
Reiteró sus acusaciones a la Asamblea Nacional (AN, Parlamento), de mayoría opositora, de haber enfocado sus labores en 2016 en buscar la manera de darle un golpe con la ayuda de Estados Unidos, y advirtió que «habrá justicia ante tanto desacato y frente a tanta conspiración».
«Otro gobierno no hubiera sobrevivido este año 2016 (…) ante los embates desesperados del inquilino saliente de la Casa Blanca», apuntó en referencia al presidente de EE.UU., Barack Obama.
Hizo un llamado a conformar «un gran movimiento nacional de rechazo y repudio» contra la orden ejecutiva del gobernante estadounidense quien prorrogó por un año más la «emergencia nacional» sobre el país caribeño, y calificó la decisión de Obama como una «expresión de odio lamentable».
Pidió «no bajar la guardia» aunque falten solo cinco días para que Obama sea sustituido por Donald Trump y apuntó que el decreto estadounidense «deja abierta una ventana muy peligrosa que pudiera ser utilizada por cualquiera en los Estados Unidos para intentar una agresión militar contra Venezuela».
El gobernante insistió en que el 2016 fue «un año terrible, muy muy duro», cuyos «signos y heridas sociales y económicas» obligaron a su Gobierno «a prender todas las alarmas».
Celebró haber lanzado el llamado «decreto de emergencia económica» hace exactamente un año, una norma que renovó durante todo el 2016 y que, en plena presentación de su informe, volvió a reafirmar para superar la severa crisis en el sector.
Dijo que este decreto le permitió «transitar la tormenta» en el año 2016 de «resistencia» y de «intensificación del asalto al poder por parte de la oligarquía».
«Los estados de excepción y emergencia económica han sido un instrumento extraordinario para poder maniobrar en medio de la crisis y para poder enfrentar el sabotaje de la Asamblea Nacional», apuntó.
Al pasar revista a una «verdadera suma de horrores», Maduro aseguró que para atacar a la revolución, «la derecha» nacional e internacional trabajó para «distorsionar» el valor de la moneda «desde Cúcuta, desde Miami».
También aseguró que existe un «cerco financiero internacional» para que su país no obtenga las ayudas con «una manipulación de los factores internacionales para intentar declarar a Venezuela en default» cuando lo cierto, aseguró, es que «ha cancelado más compromisos financieros internacionales en el mundo entero».
Indicó que como parte de esta «guerra» en contra de su Gobierno ha habido «acaparamiento, desabastecimiento provocado, contrabando y la aparición de reales mafias de la economía criminal en la distribución de bienes y de servicios».
Agregó que pese a las «maniobras internacionales» para impedir la llegada al país del nuevo cono monetario, este lunes ya empezarán a circular estos papeles, al tiempo que anunció que el billete de 100 bolívares, el de mayor denominación actual, seguirá vigente hasta el 20 de febrero.
Cabe recordar que el 11 de diciembre pasado Maduro ordenó la salida de circulación del billete de 100 bolívares, equivalente a 15 centavos de dólar, una medida que la oposición calificó de irresponsable después de que se desataron disturbios que concluyeron con tres muertos.
La medida dijo el presidente entonces, argumento que hoy volvió a ratificar, respondió a un supuesto «ataque a la moneda» venezolana desde Cúcuta y Miami para desestabilizar la economía del país petrolero.
El gobernante señaló que quiere tener relaciones comerciales «sanas» con Colombia, tras apuntar que ese país «viola todo el derecho internacional» y las «leyes del comercio» al permitir que exista el contrabando de gasolina venezolana, que al llegar a suelo colombiano, es «legalizada».
Agregó, en este punto, que «Venezuela se reserva las acciones internacionales» contra Colombia, «ante todos los organismos del mundo por la violación de las leyes del comercio».
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