Las autoridades rusas lanzaron una contraofensiva para sofocar las mayores protestas opositoras de los últimos años que incluye encarcelamientos, persecución penal, registros y denuncias de injerencia extranjera en la vida política.
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«Las protestas antigubernamentales han sido pacíficas. Es el Gobierno el que está criando radicales con la represión policial. El que busca el conflicto es el Kremlin», dijo hoy a Efe Serguéi Boiko, líder del Partido Libertario, uno de los organizadores de las manifestaciones.
Tras varias semanas a la defensiva, las autoridades han retomado la iniciativa con una campaña que busca acallar a los líderes de la protesta, que se encuentran casi todos bajo arresto, e intimidar a sus partidarios, en su mayoría jóvenes que solo han conocido a un inquilino del Kremlin, Vladímir Putin, en el poder desde 1999.
El Comité de Instrucción de Rusia (CIR), el arma de investigación judicial del Kremlin, tiró la primera piedra al incoar un caso penal por «disturbios masivos», que defensores de los derechos humanos consideran fabricado, ya que son decenas de civiles los que resultaron heridos por el desproporcionado uso de la fuerza por la policía.
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Ya son diez los jóvenes que han sido imputados en dicho caso por acciones como arrebatar el casco a un efectivo antidisturbios, lanzar un vaso o botella de plástico contra la policía, o simplemente, hacer indicaciones con la mano para dirigir a la multitud.
Fuente: Unión Radio
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