El veto migratorio de Donald Trump impidió entrar a Estados Unidos a los jóvenes yemeníes Tareq y Ammar, que dejaron atrás la angustia, recuperaron la esperanza y hallaron el camino de vuelta para por fin abrazar a su padre, un hombre bajito que les esperaba temblando de alegría.
El padre, Aquel Mohammed Aziz, se precipitó sobre sus hijos, de 19 y 21 años. Ellos enterraron el rostro en los hombros de su padre como tratando de apartar el íntimo reencuentro de los focos.
«Gracias a toda la gente que nos ha ayudado, ellos me han hecho sentir que teníamos una familia. Eso es lo que más me gusta de Estados Unidos», declaró Tareq Aquel Mohammed Aziz ante la prensa, concentrada en la terminal de llegadas del aeropuerto internacional de Washington-Dulles, cerca de la capital de EE.UU.
El 28 de enero, los jóvenes se quedaron a las puertas de EE.UU. porque su avión despegó justo dos horas después de la entrada en vigor del decreto de Trump para suspender durante 120 días el programa de acogida de refugiados y detener por 90 días la emisión de visados para ciudadanos de siete países, entre ellos Yemen.
Entonces, a su llegada al aeropuerto de Dulles, unos agentes apartaron a Tareq y Ammar del grupo de pasajeros, les tomaron las huellas dactilares, les obligaron a firmar unos formularios y les estamparon la palabra «cancelado» en rojo y en mayúsculas sobre el visado que tanto les había costado conseguir.
Hoy Tareq sostenía una pequeña bandera estadounidense con la mano izquierda, la misma con la que agarraba su pasaporte granate de Yemen, estampado con la elegante caligrafía árabe.
«Han sido unos días muy duros», dijo Tareq, que denunció que el pasado 28 de enero no pudieron ni acceder al consejo de un abogado ni realizar una llamada para poder alertar a su padre.
De esa forma, los jóvenes fueron obligados a volar de vuelta a Etiopía, país en el que habían embarcado rumbo a Estados Unidos. Mientras tanto, su padre creía que los jóvenes estaban tomando un vuelto de enlace en el aeropuerto de Dulles para llegar hasta Flint, en el estado de Michigan, donde él vive desde 2001.
Como ciudadano estadounidense, Aquel tiene derecho a reclamar la residencia para sus hijos y, por ello, los jóvenes hicieron durante un año y medio trámites para obtener un visado.
Aunque siguen teniendo la palabra «cancelado» sobre sus visados, Tareq y Ammar pudieron entrar hoy a EE.UU. gracias a un acuerdo alcanzado en una corte de Alexandria (Virginia) entre sus abogados y el Gobierno de Trump, que autorizó el viaje y ha prometido restituir los visados de los jóvenes.
«Estoy tan feliz, esto es Estados Unidos, Estados Unidos es para todos», expresó Aquel, mientras pasaba las manos por los hombros de sus hijos, ya a salvo de la violencia del conflicto en Yemen.
«Si hubieran estado en cualquier otro país, no habrían podido volver», añadió el padre, que elogió el trabajo que abogados de toda la nación han hecho para revertir los efectos del veto de Trump.
Precisamente, la Corte de Apelaciones del Noveno Distrito, con sede en San Francisco (California), está revisando la legalidad del veto, aunque el pasado 3 de febrero ordenó un bloqueo temporal a nivel nacional de la medida debido a la posibilidad de que cause daños «irreparables» si sigue en vigor.
Ese hueco legal ha hecho que los nacionales de los países afectados por el veto se apresuren a usar los visados que ya habían procesado para viajar a Estados Unidos.
De esa forma, en el mismo vuelo en el que llegaron hoy los hermanos, viajaba la familia yemení Al Murisi, que no pudo entrar en Estados Unidos la semana pasada por el veto de Trump.
«Hemos venido por la guerra en Yemen, hemos decidido venir a Estados Unidos, por mi seguridad y por la de mis hijos. Vamos a quedarnos un tiempo», dijo a Efe Ebrahim Al Murisi, un reputado médico yemení que decidió escapar de su país junto a su mujer y sus cinco hijos, de entre 3 y 13 años.
Dos de sus hijos presumieron frente a las cámaras de los regalos que les habían dado los voluntarios, hicieron ondear pequeñas banderas estadounidenses y jugaron con un globo blanco con la palabra «welcome» (bienvenidos).
«Este lunes -dijo el abogado Simon Sandoval-Moshenberg- se ha corregido un error, se ha rectificado una injusticia. Estas personas no han hecho nada malo, nada que les prohíba la entrada en EE.UU. La única razón por las que se les prohibió el acceso es porque en su pasaporte pone ‘Yemen'», añadió.
A pesar de la suspensión temporal, Trump ha prometido que protegerá al pueblo estadounidense del «islamismo radical» y ha asegurado que llevará la batalla legal sobre su veto hasta el Tribunal Supremo si es necesario.
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