El Ministerio Público de Panamá cree que los seis cuerpos hallados en una fosa común en la periferia norte de ciudad de Panamá eran de colombianos radicados en Costa Rica.
«Las víctimas podrían ser un grupo de colombianos que residían en Costa Rica quienes se encontraban de paso por Panamá y estuvieron registrados en un hotel de la localidad», indicó la Fiscalía en un comunicado.
El fiscal de la Sección de Homicidio/Femicidio de la Fiscalía Metropolitana del Ministerio Público, Rafael Santiago Baloyes, dijo que hay «indicios y elementos de convicción» que los han orientado sobre las identidades de las víctimas.
Inicialmente, el Ministerio Público informó de que uno de los fallecidos era un costarricense cuya identidad se comprobó por una prueba de ADN a su madre, pero recientemente la Fiscalía rectificó la nacionalidad de la víctima e indicó que se trataba del colombiano Óscar Javier Reyes, de 33 años y con 24 años de vivir en el país centroamericano.
Baloyes indicó que se maneja la hipótesis de que todas las víctimas eran colombianas pero que se hacen acercamientos con los familiares para comprobar científicamente las identidades y enlaces internacionales, a la espera de pruebas de ADN realizadas.
En diciembre, dos personas se presentaron al Ministerio Público ante la posibilidad de encontrar a familiares desaparecidos entre los cadáveres, y se les realizaron pruebas de ADN.
Una es un hombre colombiano quien cree que la única mujer encontrada dentro de la fosa pueda ser su hermana y la otra es un panameño quien vivió muchos años en Colombia y presume que uno de los cuerpos puede ser el de su hijo, apuntó la fiscalía.
Las seis personas murieron por «asfixia mecánica» y sus cuerpos fueron hallados el 1 de diciembre de 2016 en una fosa común en Villalobos, en la periferia noreste de ciudad de Panamá.
El Gobierno se apuró entonces a decir que las muertes debían estar relacionadas con el narcotráfico porque posiblemente las víctimas eran extranjeras y la forma del crimen no era usual en Panamá, sin embargo no se ha hecho público un móvil del crimen.
Los cadáveres fueron hallados semienterrados, desmembrados y con signos de tortura en un paraje solitario en las cercanías de donde se construye una barriada residencial, específicamente en la comunidad La Primavera, corregimiento de Pedregal.
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