El Gobierno de EE.UU. sancionó este lunes a cinco rusos, entre ellos un estrecho colaborador del presidente de Rusia, Vladímir Putin, en virtud de la llamada «ley Magnitsky», que en sus cuatro años de vigencia ha castigado las violaciones de derechos humanos cometidas por individuos de ese país.
El sancionado más destacado es Alexander I. Bastrykin, titular del Comité de Investigaciones de Rusia, precisó el Departamento del Tesoro de EE.UU.
Bastrykin, que ejerció en el pasado como primer vicefiscal general de Rusia, dirige un organismo que opera como un agencia anticorrupción en Rusia y sólo rinde cuentas ante Putin.
También están afectados Andrei Lugovoi y Dimitri Kovtun, dos antiguos espías rusos identificados por las autoridades británicas como los autores del envenenamiento del exagente secreto de su país Alexander Litvinenko, perpetrado en Londres en 2006.
Promulgada a finales de 2012, la citada ley permite sancionar a los responsables de graves violaciones a los derechos humanos cometidas contra quienes intentan sacar a la luz actividades ilegales de funcionarios rusos o defender las libertades y los derechos humanos en ese país.
Las sanciones incluyen la prohibición de visados para viajar a Estados Unidos y el bloqueo de los activos que puedan tener bajo jurisdicción estadounidense.
La ley lleva el nombre del abogado ruso Sergei Magnitsky, quien murió, tras ser detenido, en una prisión de Moscú en 2009 después de investigar un supuesto gran fraude fiscal perpetrado por el Gobierno ruso.
Los otros dos rusos afectados por las sanciones son los exfuncionarios Stanislav Gordievsky y Gennady Plaksin, que EE.UU. considera que estuvieron implicados en el encubrimiento de la muerte de Magnitsky.
La medida se anunció después de que el Gobierno de Barack Obama decretara el pasado 29 de diciembre sanciones diplomáticas y económicas contra Rusia por los ciberataques cometidos durante las pasadas elecciones presidenciales de EE.UU., de los que las agencias de inteligencia estadounidenses culpan al Kremlin.
Estados Unidos ordenó entonces sanciones económicas contra organismos de espionaje, individuos y empresas de seguridad informática rusos, además de la expulsión de 35 diplomáticos de ese país.
Putin, por su parte, optó por no responder a las represalias, a la espera de que el presidente electo de EE.UU., el republicano Donald Trump, jure el cargo el próximo 20 de enero.
Trump, que ha sugerido que su Gobierno podría iniciar un acercamiento a Rusia, se ha mostrado muy escéptico con las conclusiones del informe de los servicios de espionaje estadounidenses sobre los ataques cibernmétcios rusos.
Las agencias de inteligencia de EE.UU. aseguran en un informe hecho público el pasado viernes que Putin ordenó influir en las elecciones estadounidenses mediante ciberataques porque sentía una «clara» preferencia por Trump, elegido frente a la demócrata Hillary Clinton.
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