EE.UU. anunció el traslado de cuatro internos desde la cárcel de la Base Naval de Guantánamo (Cuba) a Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, los últimos del Gobierno de Barack Obama, que no podrá cumplir su promesa de cerrar el penal tras ocho años en el poder.
Peter Cook, el portavoz del Pentágono anunció la transferencias del ruso Ravil Mingazov, el afgano Haji Wali Mohamed y el yemení Yasim Qasim Mohamed Ismail Qasim a Emiratos Árabes, y la del saudí Jabran al Qahtani a Arabia Saudí, con lo que el número total de recursos se sitúa aún en los 41.
Los cuatro llegaron a la cárcel en 2002 como sospechosos de terrorismo y su liberación fue aprobada el año pasado.
Durante el mandato de Obama, la Administración estadounidense consiguió transferir a terceros países a 198 internos, la mayoría de ellos con el visto bueno para ser liberados por no ser una amenaza para la seguridad y no haber pruebas sustanciales contra ellos.
La mayoría llevaba más de una década en el penal construido en 2002 por el entonces presidente, George W. Bush, sin que se hayan presentado cargos contra ellos.
De los 41 presos que quedan en Guantánamo, cinco habían recibido el visto bueno para ser liberado por los procesos de revisión de condena creados por el Gobierno de Obama, pero se retrasaron en la tramitación burocrática.
Del total restante, 10 esperan juicio en comisiones militares y 26 son considerados muy peligrosos para ser liberados, pese a no poder ser juzgados con garantías de condena al haber confesado bajo tortura.
El Congreso se opuso desde el inicio del mandato de Obama en 2009 a que los presos fueran transferidos a Estados Unidos para ser juzgados, entre ellos el que es considerado el cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra este país, Jalid Sheikh Mohamed.
Además, el Legislativo, que en 2010 pasó a control republicano, se opuso a que se enviaran presos yemeníes a su país de origen por la inestabilidad de esa nación, pese a haber recibido luz verde para ser liberados.
Obama culpó hoy al Congreso de que la cárcel de Guantánamo continúe abierta y volvió a pedir a los legisladores el cierre de esa prisión, donde solo quedan 41 detenidos de los 800 que llegó a albergar.
Obama culminará este viernes sus ocho años como presidente sin haber podido cerrar la cárcel situada en la Base Naval de Guantánamo, algo que prometió hacer nada más llegar a la Casa Blanca en 2009.
En una carta enviada al Congreso, Obama recuerda que trató de clausurar Guantánamo, un «desafío» heredado, y que esa cárcel no ha hecho a EE.UU. más seguro, sino que ha minado la «seguridad nacional».
«No hay justificación más allá de la política para la insistencia del Congreso en mantener esa instalación abierta», subraya Obama, que agrega que las «restricciones» de los legisladores para encarcelar a los detenidos de Guantánamo en territorio estadounidense «no tienen sentido».
A juicio de Obama, la historia emitirá un «duro dictamen» al respecto, porque la existencia de Guantánamo es «contraria» a los valores de EE.UU.
«Una vez más, animo al Congreso a cerrar esa instalación», concluye Obama en su carta al recordar que su Gobierno presentó a los legisladores un «plan integral» para clausurar esa cárcel «de una vez por todas».
Obama prometió seguir acelerando las transferencias de presos de Guantánamo a terceros países hasta su último día en la Casa Blanca, con la transferencia en los pasados tres días de un total de 14 presos.
El presidente electo, Donald Trump, ha advertido contra nuevas liberaciones de presos de Guantánamo, donde los detenidos que quedan son «extremadamente peligrosos», a su juicio, y «no se les debe permitir volver al campo de batalla».
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