Duterte puso fin a 5 meses del alto al fuego con rebeldes comunistas
El presidente filipino, Rodrigo Duterte, pronuncia un discurso. (EFE)

Duterte puso fin a 5 meses del alto al fuego con rebeldes comunistas

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte puso fin al alto el fuego con el comunista Nuevo Ejército del Pueblo (NEP), después de que ese grupo tomara la misma decisión y perpetrara varios ataques mortales.

«Regresen a los campamentos, limpien sus rifles y prepárense para el combate», indicó Duterte, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, en un discurso televisado desde la ciudad de Cotabato, en el oeste de la isla meridional de Mindanao.

El presidente filipino anunció que la ruptura del acuerdo de alto el fuego de carácter indefinido suscrito a finales de agosto tendrá lugar esta noche.

La medida llega dos días después de que el NEP, que nació en 1969 como el brazo militar del ilegal Partido Comunista, declarara primero y de manera unilateral su intención de poner fin a la tregua el 10 de febrero próximo.

La insurgencia comunista ha perpetrado varios ataques y emboscadas desde finales de enero en los que han muerto seis soldados y otros dos han sido secuestrados, informó a Efe el portavoz de las Fuerzas Armadas, Restituto Padilla.

Duterte alegó en su discurso de hoy que «continuar con el alto el fuego no va a servir para nada» y vaticinó que «no habrá paz con los comunistas hasta el final de esta generación», mostrando así su pesimismo sobre el futuro de un conflicto armado que dura desde hace más de cuatro décadas.

La orden presidencial surge pese a la recomendación del jefe negociador del Gobierno para el Proceso de Paz, Jesus Dureza, defensor de mantener el alto el fuego a pesar de los ataques sufridos en los últimos días.

Guerrilleros del NEP, calificado como grupo terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, secuestraron y asesinaron a tres soldados vestidos de civiles que no estaban de servicio el miércoles pasado en la ciudad de Malaybalay (Mindanao).

«Lo peor de este asesinato es que encontramos a los soldados con decenas de balas en el cuerpo, disparadas a sangre fría desde una distancia cercana», explicó Padilla, que consideró este incidente «la gota que ha colmado el vaso».

Otros tres soldados fueron abatidos y dos más secuestrados en varios ataques de la guerrilla comunista contra las Fuerzas Armadas también esta semana.

La ruptura bilateral de la tregua pone en vilo el futuro de las conversaciones de paz entre los rebeldes y el Gobierno, después de que a mediados de enero representantes de ambas partes comenzaran en Roma la tercera ronda de negociaciones.

Tanto el Nuevo Ejército del Pueblo como el jefe negociador filipino expresaron los pasados días su intención de proseguir con el diálogo a pesar del inevitable fin del alto el fuego.
El principal escollo de las negociaciones de paz, según Duterte, es la exigencia de los rebeldes de que el Gobierno deje en libertad a 140 condenados que los ellos califican de «presos políticos».

El NEP, una guerrilla de inspiración maoísta fundada en 1969 con el objetivo de derrocar al Gobierno, cuenta con unos 6.000 combatientes regulares que han llevado a cabo en las últimas décadas atentados, asesinatos, secuestros y extorsiones con un balance de más de 30.000 muertos.

Aparte de los rebeldes comunistas, que operan en varios lugares del país, Filipinas sufre la violencia de grupos islamistas como Abu Sayyaf o el grupo Maute, que se concentran en el sur del archipiélago.


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