Este lunes, los desfiles del Carnaval de Rio de Janeiro cerraron una de sus ediciones más políticas con una fuerte crítica a la corrupción, la violencia y la ola conservadora en Brasil con ratas con maletas llenas de dinero, traficantes asaltando turistas y negros siendo discriminados.
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“Oh patria amada, ¿por dónde andarás? Tus hijos ya no aguantan más”, repetía el samba de Beija-flor, la escuela que se encargó de cerrar con esas imágenes los dos días de espectaculares desfiles en el Sambódromo en el que fue, sin duda, el más crítico de los 13 que se vieron.
Inspirada en la figura de Frankenstein, novela que cumple 200 años, la escuela de Nilópolis quiso ilustrar el monstruo corrupto, abandonado e intolerante en el que, desde su punto de vista, se ha convertido Brasil. Y no dejó títere con cabeza.
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Estuvo presente una réplica de la sede de Petrobras, origen del megaescándalo de corrupción en el país, en cuyos sótanos había varias personas entre rejas que conseguían salir pagando sobornos mientras, en otro punto, niños de la favela se veían abocados a vender caramelos en la calle o a ser víctimas de un tiroteo y quedar dentro de un ataúd.
Fuente: El Carabobeño
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