La compañía de construcción, Le Bras Freres, la cual montó el andamio alrededor de la aguja de la catedral de Notre Dame, admitió a los investigadores que algunos de sus trabajadores fumaban en el lugar de los trabajos.
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La compañía expresó estar «arrepentida» por el hecho de que algunos trabajadores violaron la prohibición de fumar en el lugar, sin embargo, desestimó cualquier vínculo entre los cigarrillos y el incendio de la catedral.
[blockquote style=»2″]»De hecho hay trabajadores que ocasionalmente violan la prohibición, pero de ningún modo el incendio pudo desatarse por eso», indicó Marc Eskenazi, un portavoz de la compañía.[/blockquote]
Estas declaraciones fueron dadas luego de que un artículo de Canard Enchainé revelara que los investigadores encontraron siete colillas de cigarrillo en el área de trabajo.
«Cualquier persona que haya intentado alguna vez prender el fuego de una chimenea (sabe que) no pasa gran cosa cuando se lanza una colilla sobre un tronco de roble», manifestó en referencia a las 1.200 vigas de madera centenaria que sostenían la cubierta de la catedral, llamada por este motivo «el bosque».
Dichas vigas fueron las que se incendiaron e hicieron colapsar al emblemático monumento de París.
Así mismo, señalaron que aunque en la cubierta de madera no debía haber ningún dispositivo eléctrico que pudiera provocar una chispa, «cables eléctricos corrían por todo el envigado», ubicados «por demanda expresa de los clérigos» pese a estar en clara «infracción de todas las normas de seguridad dictadas por los arquitectos jefe de los monumentos históricos».
Los cables daban energía a las campanas que había en la cubierta y bajo la destruida aguja. La medida debía ser temporal mientras se reparaban los campanarios de las torres, pero estos nunca fueron removidos, y cabe destacar, que las campanas sonaron 12 minutos antes del incendio.
El relato oficial sobre este accidente, publicado por el rector de la catedral, Patrick Chauvet, es que, tras sonar la primera alarma, lrededor de las 18:20, los vigilantes responsables de subir al tejado y verificar su estado no vieron rastró de fuego.
Según el Canard, esto se debió a que los dos enviados «se equivocaron de lugar y por tanto no podían detectar nada».
Ahora, ambos acusan al empleado del dispositivo de seguridad de la catedral de haberles dado una información errónea; algo que la sociedad responsable del sistema, Elitys, desmintió.
Fuente: Ansa Latina
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