La Cruz Roja italiana aseguró este martes que los damnificados tras los recientes seísmos que han sacudido el centro de Italia experimentan diariamente miedo y angustia porque «los temblores de la tierra no cesan».
«Para la población afectada digamos que el mayor problema es el miedo, aunque también la angustia, porque los temblores de la tierra no cesan, prácticamente cada hora se sienten nuevas sacudidas», describió el portavoz de la Cruz Roja en Italia, Tommaso Della Longa, en una entrevista telefónica con EFE.
El pasado 26 de octubre, varios terremotos -el mayor de magnitud 5,9- sacudieron el centro de Italia y causaron numerosos daños en poblaciones como Visso, Ussia, Preci, Camerino, Norcia o Castelsantangelo sul Nera, en las regiones de Umbría y Las Marcas.
Los seísmos y las réplicas han continuado desde entonces y de hecho, el pasado 30 de octubre, el centro de Italia volvió a temblar cuando un sismo de 6,5 -el más potente desde 1980- desplomó nuevas construcciones en estas localidades afectadas.
Della Longa explicó que estos recientes episodios han «sido un duro golpe psicológico» para estas gentes porque han ocurrido dos meses después del seísmo del 24 de agosto, que provocó la muerte a 297 personas y la devastación de municipios como Amatrice, y «ya se estaba recuperando».
La organización trabaja en estas zonas dando apoyo psicológico a los evacuados, con especial atención a ancianos y niños, dijo Della Longa, pues son los «colectivos más vulnerables» y necesitan de ayuda adicional para «aceptar y comprender la situación».
En el caso de los mayores, prosiguió, están «muy ligados al territorio» porque han vivido toda su vida en estas localidades situadas a los pies de los Apeninos y quizá también sus antepasados pertenecían a estos territorios.
«Apartarles de estas zonas es muy complicado y necesitan una atención especial», reconoció.
También los menores precisan una asistencia añadida para superar el trauma y que «no les acompañe toda la vida».
Por ello, comentó, Cruz Roja ha instalado ludotecas en la zona y desarrolla diversas actividades creativas con los menores.
«Por ejemplo, ayer disfrazamos a los niños por la fiesta de Halloween, que puede parecer una tontería pero les da una idea de normalidad que necesitan en este momento», apuntó.
Además de la ayuda psicológica, Cruz Roja también proporciona alimentos, bebidas, mantas y asistencia sanitaria a los miles de desplazados que se han visto obligados a abandonar sus casas porque han quedado reducidas a cascotes o porque presentan riesgo de venirse abajo como consecuencia de nuevos temblores.
En estos momentos, más de 15.000 personas, según datos de Protección Civil, permanecen en campamentos, instalaciones y centros ubicados en zonas consideradas seguras.
Pero también hay otros que duermen en sus tiendas de campaña o en sus vehículos, cerca de las localidades a las que pertenecen.
Por ello, explicó, se están «instalando cocinas portátiles» y se está «trabajando con el Ejército para montar tiendas de campaña con calefacción» en las que la gente pueda soportar las bajas temperaturas y las condiciones meteorológicas adversas lo mejor posible.
«Hay algunas personas que permanecen todavía en estos municipios porque son, por ejemplo, agricultores que no quieren dejar el territorio, pero también hay otras que duermen en la costa y que diariamente regresan aquí para ver cómo está su casa», refirió.
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