La Casa Azul de Corea del Sur admitió este miércoles haber comprado viagra para «combatir el mal de altura» en un viaje a África de la presidenta, Park Geun-hye, en un nuevo y extraño capítulo del escándalo de la denominada «Rasputina coreana» que ha revolucionado el país.
«Compramos el pasado mayo bajo prescripción médica 360 píldoras de viagra, parte de ellas originales y el resto genéricas», confirmó a Efe un portavoz de la oficina presidencial, después de que medios locales destaparan información sobre la inusual adquisición.
La presidenta, señalada por los fiscales como cómplice en el mayor escándalo de los últimos años en el país, es estos días objeto de numerosos rumores, en general infundados, desde su participación en rituales chamanes hasta supuestos romances secretos.
Tras correr como la pólvora en la red diversas conjeturas sobre el posible uso del vigorizador sexual masculino en el entorno de la jefa de Estado, la Casa Azul decidió ofrecer su no menos peculiar explicación.
«Tras viajar a Sudamérica en abril, el personal de la comitiva presidencial se quejó de que las píldoras para el mal de altura apenas les habían hecho efecto, por lo que acudimos de nuevo a los doctores en busca de un remedio alternativo», explicó el portavoz.
Este aseguró que los médicos les recetaron las píldoras de viagra como «remedio alternativo» para el posterior viaje a finales de mayo a Etiopía, Uganda y Kenia, cuyas capitales se encuentran a una altitud de 2.355 metros sobre el nivel del mar en el caso de Adís Abeba, 1.189 en el de Kampala y 1.661 en el de Nairobi.
El portavoz aclaró, sin embargo, que «finalmente no se usaron las píldoras» ya que ni la presidenta ni su comitiva sufrieron de mal de altura.
También calificó como «rumores infundados» las conjeturas de la prensa y los internautas sobre supuestos encuentros secretos de Park con un amante o rituales relacionados con el caso «Choi Soon-sil», la amiga íntima de la presidenta e hija del fallecido líder de una secta religiosa.
En estos momentos la presidenta está debilitada y acosada por las peticiones masivas de dimisión y por los intentos de llevarla a los tribunales en relación al tremendo escándalo protagonizado por ella y Choi, bautizada como «la Rasputina coreana».
Los fiscales creen que, con la connivencia de Park, Choi extorsionó dinero de empresas para quedarse con parte de los fondos, intervino en asuntos de estado sin ostentar cargo público alguno, editó discursos presidenciales y logró que se otorgaran privilegios académicos a su hija.
Esto ha causado una gran indignación en el país, llevando a las calles a más de un millón de personas en las últimas semanas para pedir a dimisión de la jefa de Estado.
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