Condenaron a 16 años y medio de cárcel al paramilitar colombiano Hernán Giraldo
Imagen de archivo de miembros de la Policía Nacional que custodian al al ex jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) Hernán Giraldo, alias "El cachaco" en Bogotá (Colombia). (EFE)

Condenaron a 16 años y medio de cárcel al paramilitar colombiano Hernán Giraldo

Un juez de EE.UU. tuvo este sábado en cuenta el testimonio de víctimas del conflicto de Colombia al condenar a 16 años y medio de cárcel al paramilitar colombiano Hernán Giraldo, conocido como «el Patrón» y extraditado a Estados Unidos en 2008 para ser juzgado por tráfico de cocaína.

Esta es la primera vez que un juez reconoce el derecho de víctimas del conflicto colombiano a testificar en una corte de EE.UU. y luego tiene en cuenta su dolor a la hora de dictar sentencia.

«No puedo negar la circunstancia de que estos testimonios han tenido un impacto en mi pensamiento», afirmó el juez de la Corte del Distrito de Columbia, Reggie Walton.

Las víctimas que testificaron hoy son la viuda y las hijas del activista Julio Henríquez, que desapareció en febrero de 2001 supuestamente por haber atacado la fuente de ingresos de Giraldo al tratar de sustituir los cultivos de coca por cacao en una zona del Parque Nacional Tayrona, dominada por Giraldo.

En declaraciones a la prensa tras la sentencia, Bela Juliana Henríquez Chacín, la menor de las hijas del activista, consideró que se alcanzó «un gran logro» porque la familia evidenció la «impunidad» que han dejado las extradiciones de paramilitares a Estados Unidos y marcó un precedente de cara al futuro.

Para la abogada Roxanna Altholz, representante de la familia, la sentencia de hoy fue «un pasito importante» que mostró que «la voz de las víctimas hace una diferencia sobre cómo un juez puede entender una realidad ajena».

Sin embargo, como ocurrió en otros casos de paramilitares extraditados a EEUU, el juez Walton determinó que debe de descontarse de la pena de 16 años y medio de cárcel el tiempo que Giraldo Serna ya ha pasado encarcelado en Colombia y en Estados Unidos, de forma que podría salir de prisión en 5 años y medio.

La Fiscalía pedía 20 años de prisión, mientras que la defensa solicitaba 12 al considerar que su cliente es un «patriota» que cobró «impuestos de guerra» a los agricultores de la coca con el único objetivo de proteger a su comunidad de los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La familia de Henríquez retrató, sin embargo, a Giraldo como un hombre cruel, que causó un gran daño en la costa Caribe colombiana y que sigue ejerciendo su poder a través de su familia y amigos.

«Hay muchos huérfanos, muchas viudas en esta guerra, y quizás esto no se esté juzgando aquí, pero yo soy víctima de este hombre. Él ni aquí ni en ninguna parte ha pedido perdón porque no está arrepentido», dijo visiblemente emocionada Nadiezdha Natazha Henríquez Chacin, la hija mayor de Henríquez.

Según narró su familia en la corte, Henríquez era un líder comunitario que quería crear un grupo ecologista, llamado «Madre Tierra», con el objetivo de impulsar el cultivo de cacao y erradicar la coca, con la que se fabrica la cocaína y que tiene unos efectos devastadores para el medioambiente.

«Cuando construyó su grupo ecologista, los hombres de Hernán Giraldo lo llamaron y se lo llevaron en una camioneta blanca», explicó la viuda del ecologista, Zulma Natacha Chacin de Henríquez.

No fue hasta 2007 cuando la viuda del activista y su hija mayor, Nadiezdha, pudieron recuperar sus restos en una fosa común.

Mientras la familia hablaba, Hernán Giraldo, de 65 años, permanecía en silencio, sentado al lado de su abogado y tocando de vez en cuando las mangas de su mono azul de presidiario, que en la espalda llevaba las letras blancas «NNRJ», siglas de Cárcel Regional de Northern Neck, la prisión de Virginia donde está encarcelado.

Giraldo era el último de los 14 exjefes paramilitares de las disueltas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que tenía pendiente recibir sentencia en EE.UU. después de haber sido extraditado en mayo de 2008 a territorio estadounidense por orden del entonces presidente colombiano, Álvaro Uribe (2002-2010).

Durante el proceso, Giraldo se declaró culpable del delito de narcotráfico y admitió haber supervisado el cultivo, la manufactura y la distribución de 1.500 kilogramos de cocaína.
En la audiencia de hoy, Giraldo se negó a declarar, pero en una carta enviada al juez Walton dijo que admitía su responsabilidad y se comprometía a no volver a delinquir al regresar a Colombia.

«Voy a criar ganado y cosechas y despertaré con el amanecer y, si tengo que hacerlo, limpiaré suelos y lavaré platos o trabajaré conduciendo un taxi o cualquier cosa que pueda hacer, pero nunca volveré a verme envuelto en drogas y en ese negocio. Nunca jamás», aseguró Giraldo en su misiva.

En Colombia, Giraldo ha recibido una condena de 37 años de cárcel por el asesinato de Henríquez.

No obstante, en teoría, cuando vuelva a Colombia, Hernán Giraldo solo cumplirá ocho años de cárcel porque en febrero de 2006 se desmovilizó y se acogió a la Ley de Justicia y Paz que contempla penas de un máximo de ocho años de prisión a cambio de colaboración para esclarecer crímenes.

Queda por ver, como reconoció hoy mismo el abogado del Gobierno de EE.UU., si Colombia reconoce o no el tiempo que Hernán Giraldo cumplirá en cárceles estadounidenses y si se lo descontará o no de los ocho años de cárcel que le quedarían por cumplir en su país.


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