Las operaciones de socorro en el hotel sepultado por el alud en el centro de Italia continúan sin descanso tres días después del desastre, siguiendo las señales captadas bajo los escombros que podrían provenir de otros supervivientes.
El bombero italiano Alberto Maiolo dijo que «cuentan con otras señales bajo la nieve y los escombros» pero subrayó que podrían provenir de supervivientes atrapados o del movimiento de los restos del hotel, aplastado por toneladas de nieve.
El número provisional oficial se sitúa en nueve personas rescatadas con vida, entre ellas cuatro niños, y el hallazgo de un décimo superviviente que aún no ha sido extraído.
Los muertos se sitúan en cuatro y las autoridades buscan a las veinte personas restantes que se cree que se encontraban en el establecimiento en el momento del alud y que por el momento no han sido localizadas.
El hotel está en el pueblo de Farindola (centro), enclavado en el macizo del Gran Sasso, en plena cordillera de los Apeninos, una zona cubierta por metros de nieve a causa de las intensas nevadas que se han registrado en los últimos días.
Alrededor del inmueble trabajan en condiciones extremas decenas de operarios entre bomberos, miembros del equipo de socorro alpino, de Cruz Roja, militares y trabajadores de Protección Civil procedentes de toda Italia y ya apodados como «los ángeles de la nieve».
Buscan supervivientes con perros adiestrados, con sondas y con instrumentos de «avanzada tecnología» proporcionados por la Policía científica y que rastrea la localización de los teléfonos móviles de los desaparecidos.
La Policía señaló en un comunicado que estos instrumentos «han permitido indicar el punto preciso en el que excavar» a pesar de la oscuridad, la lluvia intermitente y el intenso frío que reina en la zona.
Este aparato ha permitido salvar a uno de los por ahora nueve supervivientes, Giampaolo Matrone, y encontrar los cuerpos sin vida de tres de las personas sepultadas por el alud.
Las imágenes grabadas muestran el escenario en el que los operarios trabajan, sobre toneladas de nieve que han sepultado e incluso desplazado un hotel de tres plantas, al que acceden excavando agujeros en la nieve.
Lo hacen con extrema cautela debido al temor de que la estructura del edificio pueda hundirse o se pueda desencadenar otro alud, tal y como relató Maiolo.
Mientras tanto, máquinas quitanieves limpian las carreteras que llevan al escarpado punto en el que se encontraba el hotel y a los lados de la carretera pueden verse auténticos muros de nieve de hasta dos metros de altura, según muestran los medios locales.
El alud se produjo en la tarde del pasado miércoles debido supuestamente por la serie de terremotos que sacudió esta zona montañosa del centro italiano.
Las intensas nevadas de los últimos días han dejado incomunicados a una veintena de municipios, que carecen de electricidad y agua corriente, y el Estado ha desplegado alrededor de 8.000 socorristas para hacer frente a esta emergencia, que ha desplazado a miles de personas.
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