Alemania llamó este viernes a rescatar del olvido a las 300.000 víctimas de la eutanasia practicada por el régimen nazi en personas enfermas y discapacitadas, y recordó que la muerte de muchas de ellas en cámaras de gas sirvió como «ensayo» y «modelo» para los posteriores asesinatos masivos en los campos de exterminio.
«Sólo a través de las biografías de los torturados y asesinados es posible comprender realmente el mal que se hizo a personas inocentes», al escuchar y leer sus historias «les devolvemos, al menos con carácter póstumo, su dignidad», dijo en un discurso ante el Bundestag, la cámara baja del Parlamento alemán, su presidente, Norbert Lammert.
«La ‘eutanasia’ nacionalsocialista es una perversión del juramento hipocrático», subrayó Lammert, «porque los asesinatos se cometían con el argumento hipócrita de que servían al interés general, también al de los pacientes».
La participación de médicos alemanes en el holocausto y en el asesinato de personas enfermas y discapacitadas los convirtió en «verdugos», denunció.
Uno de los aspectos «indignantes» es que la eutanasia nacionalsocialista, que prácticamente no forma parte de la memoria colectiva, se practicara en decenas de sanatorios alemanes, pero «estremecedora» también es la «indiferencia» mostrada durante años por la ciencia, los medios y la política, criticó.
Recordó que solo una pequeña parte de los médicos y personal sanitario implicados en los asesinatos fue juzgado una vez acabada la II Guerra Mundial, muchos incluso décadas después; muchos procesos acabaron con sentencias absolutorias al haber prescrito los hechos o por incapacidad permanente de los acusados.
Lammert calificó esta «indulgencia de la justicia» de «simple y llanamente escandalosa».
Aludió al artículo 1 de la Ley Fundamental alemana de 1949 que subraya que «la dignidad humana es inviolable».
«Pero la historia demuestra que la dignidad humana es usurpable. En ningún otro lugar quedó tan probado como en Alemania», lamentó, y subrayó que es «un imperativo categórico» el no permitir nunca más la exclusión, la persecución y la violación del derecho a la vida de ninguna persona.
En el acto con motivo del Día en Memoria de las Víctimas del Holocausto, se recordó a los asesinados en el marco del programa de eutanasia de los nazis a través de las biografías de Ernst Putzki, Norbert von Hannenheim, Benjamin Traub y Anna Lehnkering.
El actor con Síndrome de Down Sebastian Urbanski leyó una carta escrita por Putzki a su madre desde un sanatorio en el que había sido internado por los nazis por supuesta «enfermedad mental».
En tanto Harald Traub y Sigrid Falkenstein recordaron, respectivamente, a su tío Benjamin Traub, y a su tía Anna Lehnkering, asesinados él en 1941 y ella en 1940.
Sólo 45 de las 230 obras del músico Von Hannenheim, alumno prodigio de Arnold Schönberg, sobrevivieron a su muerte en septiembre de 1945 en el sanatorio en el que había sido internado en 1944 tras un episodio de esquizofrenia.
Los asistentes al acto, que coincide con el 72 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, pudieron escuchar el segundo movimiento, Adagio, de la Sonata Nº 3 de Von Hannenheim, interpretada por el pianista Moritz Ernst.
El acto concluyó con otra pieza de Von Hannenheim, inspirada en el poema «Todeserfahrung» («Experiencia de la muerte») de Rainer Maria Rilke, interpretada por Felix Klieser, músico que nació sin brazos y toca la trompa con los pies, acompañado de Ernst al piano.
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