El Líbano eligió este lunes al exgeneral Michel Aoun como presidente de la República, casi dos años y medio después de que expirara el mandato del anterior jefe de Estado, un puesto que debe ocupar un cristiano maronita.
Aoun fue elegido en segunda votación con el apoyo de 83 diputados de los 127 que acudieron a una caótica sesión de investidura, la número 46 celebrada con el objetivo de elegir a un presidente.
Además, 36 disputados se abstuvieron y hubo ocho papeletas en blanco, según el recuento retransmitido en directo por la televisión libanesa.
El líder del principal bloque parlamentario cristiano obtuvo los votos de su grupo, de los diputados de la Corriente del Futuro, del ex primer ministro Saad Hariri, y del Partido Socialista Progresista del druso Walid Yumblat.
El poderoso grupo chií Hizbulá, que encabeza la coalición prosiria del 8 de Marzo, dio finalmente también su respaldo a Aoun, después de haber boicoteado la elección de un presidente en los últimos dos años.
En su discurso de investidura, el exmilitar instó a la elaboración de una ley electoral «justa» y a «la liberación de los territorios todavía ocupados» por Israel.
Asimismo, reiteró que Tel Aviv continúa representando la «mayor amenaza contra el Líbano».
El presidente del Parlamento, Nabih Berri, felicitó a Aoun tras su elección y afirmó que ha sido elegido para conducir «el navío libanés frente a los retos que lo amenazan», en alusión a los conflictos regionales, el terrorismo y la crisis de los refugiados sirios.
Por ello, le instó a reforzar el Ejército y las fuerzas de seguridad.
Según el reparto del poder en el Líbano, el jefe de Estado debe ser maronita (católicos de Oriente), mientras que el presidente del Gobierno debe ser un musulmán suní y el del Parlamento, un musulmán chií.
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